Hoy en día vemos normal la utilización de guantes quirúrgicos en las intervenciones de cirugía, no siempre fue así y fue una disputa intensa durante el siglo XIX si usar o no guantes quirírgicos, que tipos de guantes y como desinfectarlos.
La historia de la asepsia en cirugía es una historia larga y nada fácil para los que iniciaron esta andadura por la fuerte oposición de las grandes instituciones médicas. Los trabajos del Dr. Semmelweis con respecto a la fiebre puerperal en las parturientas y su relación con el no lavado de manos fue despreciado durante años.
Siguiendo la discusión abierta a mediados del siglo XIX, los cirujanos exponen en distintos foros sus opiniones sobre los focos de infección quirúrgica, la manera de evitarlos y las ventajas y desventajas del uso generalizado de guantes durante el acto quirúrgico.
Lister ya por el año 1867 ya usaba la esterilización de heridas, manos e instrumental con ácido fénico durante la intervención lo que consolidó la importancia de las reglas de la asepsia.
Ya se sabía que las manos son los instrumentos más peligrosos, su asepsia bacteriológica se obtenía solo por un tiempo limitado, difícil de fijar y variable para cada individuo y en uno mismo según ciertas circunstancias
La continua utilización de antisépticos en las manos durante las intervenciones quirúrgicas hacía que aumentasen las frecuencias de lesiones dérmicas en las manos, más por proteger las manos que por otra cuestión se comenzaron a usar los guantes de caucho en cirugía y se vio, que de esta forma, se conseguía una mejor asepsia operatoria y así se constituyeron en un medio positivo, a la vez que un medio de sólida garantía, para evitar los peligros de una inoculación de gérmenes en las heridas quirúrgicas.
Los guantes quirúrgicos de látex vulcanizado fueron empleados con propósito de asepsia, primero por el Dr. Thomas y colaboradores en New York. Los de goma del Dr. Lalagier (1888) no se podían esterilizar al parecer. El Dr. Zoege von Manteuffel y el Dr. Friedric publicaron en 1897 sobre el uso de guantes estériles para operar. Los guantes del Dr. Chaput, en goma de caucho, toscos pero esterilizables, con dedos anchos y cortos, gruesos con manguito o sin él y solo tres tamaños aparecieron en 1899, fueron ampliamente utilizados durante bastantes años y en Baltimore el Dr. WS Halsted impuso el uso de guantes y fabricándolos en distintas numeraciones a cada mano más delgados con manguito corto y de excelente calidad resolvió el problema de la adaptación de los mismos.
La asepsia de los guantes se podía hacer en autoclave a 120 ºC (215.6ºF) durante 20 minutos. Otro método es tenerlos en ebullición durante media hora en agua esterilizada y fenicada al 2%. Los Dres. Wormser y Chaput recomendaban colocarse los guantes en seco, espolvoreandolos con talco (en su interior) para facilitar la maniobra. Durante la intervención se recomendaba comportarse como si no se usaran guantes, cuidando de lavarse las manos a menudo con agua esterilizada a fin de obviar los inconvenientes de una perforación del guante que pasara desapercibida. En ciertos casos indicaban la conveniencia de cambiar los guantes.
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QUIRÓFANO 1906-1908. Lane Medical Library Archives |
Unos los conservaban en agua esterilizada o en soluciones antisépticas, pero tenía el inconveniente de macerar el caucho, reblandeciéndolo excesivamente. Ordinariamente un guante servía para cinco o seis intervenciones, después quedaban inservibles, no por la alteración de su tejido, sino por las perforaciones producidas por las aguja de sutura o algún tijeretazo. El Dr.Chaput comentó de haber utlizado guantes hervidos cada día por un periodo de un mes.
En cuanto a los inconvenientes de los guantes se encontraban que disminuyen la sensibilidad, aumentan la transpiración, eran muy caros 6 pesetas el par en la época (0.036 euros , 0.047 USD). No obstante la ventaja que aportaron en el campo de la asepsia y disminución de mortalidad por la misma hizo que se impusieran definitivamente.