Uno de los mayores avances de la Medicina fue el descubrimiento de los antibióticos y en concreto del primero de los mismos, el descubrimiento de la penicilina por el Dr. Alexander Fleming (1881-1955).

Como en todo descubrimiento otros fueron dando poco a poco pasos fundamentales para que el genio del último investigador diese con la clave y así en 1877 Louis Pasteur realizó diversos experimentos sobre el crecimiento de bacterias en diferentes medios de cultivo advirtiendo que cuando para el cultivo de tres cepas se utilizaba una sola placa, el crecimiento de las colonias era diferente, que cuando se usaba una sola placa para cada una, en definitiva que existía una cierta competencia por los recursos y por tanto un cierta acción antibiótica.
En 1896 Ernest Agustin Duchese volvió a observar el crecimiento competitivo de ciertas bacerias entre sí, lo que hizo ya suponer que existía una cierta producción de unas sustancias tóxicas de unas cepas contra otras para favorecer sus propias colonias.
En 1928, Alexander Fleming, que trabajaba en el laboratorio de vacunaciones del St. Mary´s Hospital, de Londres, cultivó varias cepas de estafilococos y observó que una colonia extraña se había introducido en el medio de cultivo. La colonia ajena era, en una primera impresión, un moho que seguramente había pasado del aire al cultivo. Al observar la placa, Fleming advirtió que alrededor del moho los estafilococos se veían transparentes, como por si alguna razón se hubiesen disuelto. Era la primera vez que se observaba el poder disolvente y bacteriolítico de la penicilina.
Posteriormente y tras varios estudios comprobó que una sustancia producida por el moho era capaz de atacar a los estafilococos, dedicándose por completo a la investigación y aislamiento de dicha sustancia.
La primera vez que apareció el nombre de penicilina fue cuando el 10 de mayo de 1929, cuando se publicó, en el British Journal od Exprimental Phatology un artículo «Sobre la acción bactericida de los cultivos de Penicillium». Humildemente Alexander Fleming solo indicó que la sustancia tenía una alta eficacia demostrada, mayor que los antisépticos conocidos, contra las sustancias generadoras de pus y contra los bacilos de la difteria.
A pesar de haber descubierto la penicilina, una sustancia capaz de combatir las infecciones bacterinas, Fleming y sus colaboradores no lograron aislar la penicilina, el primer medicamento antibacteriano fue el Prontosil (sulfamidas) lo desarrolló el patólogo y bacteriólogo alemán Gerhard Domagk en 1935.
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Dr. Gerhard Domagk. Premio Nobel de Medicina 1939 |